Cómo representar el miedo, la maldad,
la angustia o lo malo del ser humano y no caer en el tópico uso de imágenes
grotescas, monstruosas o desagradables. Eso es lo que me propuse al empezar
este proyecto. Y no me lo puse fácil, pues qué mejor manera de representar la
guerra que con una batalla, o el miedo con una cara gritando. No es que
critique la obra de artistas como Paul
McCarthy[1]
que emplean imágenes feas o terroríficas de forma explícita y desagradable. Mi
intención es representar la fealdad de la humanidad pero sin emplear imágenes feas. Y la solución la encontré en
enfatizar el contraste entre el orden y
el caos, lo divino y lo humano. Apoyándome en la simbología y los
sentimientos, una parte racional y otra sensitiva.
Sin quererlo mi estudio me fue
orientando a la filosofía, después al mito y por último a la religión. Para mí
ha sido un descubrimiento el paralelismo tan radical que existe entre los mitos
clásicos y los religiosos. Sobretodo tras la lectura del libro de Paul Diel, El
simbolismo en la mitología griega.[2]
Las religiones son vastos sistemas simbólicos que procuran un
sentido último a la vida humana individual y colectiva, proporcionando para
ello coherencia a los individuos e integración a las sociedades.
Alfredo Fierro Bardají [3]
[1] Sobre la
obra de Paul McCarthy ver el blog http://tengobocaynopuedogritar.blogspot.com/2010/09/paul-mccarthy-una-anciano-peligroso.html
[2] Paul
Diel. El simbolismo en la mitología
griega. París, 1986. Editorial Labor. Barcelona, 1991
[3] Alfredo
Fierro Bardají. El hecho religioso.
Aula abierta Salvat, Colección Temas Clave. Barcelona, 1981.
La civilización griega concibió multitud de dioses que disputaban,
odiaban y amaban de forma muy similar a la humana. Estos dioses serían
adoptados por los romanos, que les dieron sus propios nombres (Eros sería
Cupido por ejemplo) y en algunos casos cambiaron sus atributos (Cronos
cambiaría su hoz por una guadaña al convertirse en Saturno). Más allá de la
simple anécdota del mito, se encuentra una razón
filosófica, un simbolismo que
representa la relación entre los conceptos. Por ejemplo, la eterna rivalidad de
Ares y Atenea representa la oposición
de la violencia y la sabiduría.
De manera general, podemos definir los mitos diciendo que son
narraciones vigentes en sociedades primitivas, que son aceptadas como
explicaciones verdaderas y que tratan de acontecimientos y seres
sobrenaturales, o bien sobre acontecimientos naturales en los cuales
intervienen agentes sobrenaturales (no humanos) personificados. [1]
Al llegar a la universidad y ampliar
mi conocimientos culturales, descubrí la simbología oculta que encierran los
mitos, que son en realidad metáforas, explicaciones filosóficas que emplean
recursos literarios de personificación de las fuerzas o fenómenos naturales.
Pues por algo es la civilización griega la cuna de la filosofía. Éste
“descubrimiento personal” lo alcancé tras la lectura de “El banquete” de Platón[2].
Así pues, Fedro, yo opino que el amor (refiriéndose al dios Eros) que,
ante todo es la suma hermosura y la suma bondad, es luego fuente de cualidades
para los demás seres. (…) Él aporta todo lo amable y destierra toda rudeza,
generoso de gracias y avaro de maldades, amablemente bueno (…) [3]
[1]
T. Calvo Martínez y J. M. Navarro Cordón. Filosofía. Editorial Anaya, Serie
razón y ser. Madrid, 2002.
[2]
Platón. El banquete. Edición y
traducción de Manuel Sacristán. Icaria Literaria. Tercera edición, Barcelona,
1996.
El
Banquete tiene forma de diálogo, mediante la sucesión de unos discursos que
tratan el mismo tema, el amor, desde diferentes puntos de vista. Pero ello no
excluye que hable de otros temas para él relacionados, como el bien y el mal,
la belleza, la música o el arte de la creación, etc. El acusado carácter
pedagógico de la obra convive con un estilo casi teatral en el cual el
banquete, o symposion (título original en griego), queda relevado a un
simple desencadenante de la conversación entre los invitados a la cena.
[3] Ibid.
Pag.72
Estas
palabras de Agathón al final de su discurso en “El banquete” son claro ejemplo del parecido con la doctrina judeocristiana
y bien podrían pasar por un extracto de la Biblia. Creo que el modelo que da Agathón
del Eros como dios superior que
domina sobre el resto de los dioses y es creador de vida es fundamentalmente la base de la teología del cristianismo.
Pues lo que Jesucristo predicaba era la creencia de un único Dios, que “Dios es amor”. Es la personificación
del bien, omnipresente y omnipotente. Aunque tiene su origen en el judaísmo, y
sus antiguas Escrituras, es posible que la influencia platónica modificara en
parte a su contenido.
Volviendo al tema del proyecto. Este
proyecto comenzó siendo una investigación para la asignatura de Últimas
Tendencias sobre la representación de lo monstruoso en el arte contemporáneo. Y
viendo la gran amplitud de temas quise centrarme en el sentimiento del miedo y la angustia. Mi objetivo era
crear una obra artística conceptual en la que el espectador tuviese que
participar o implicarse de forma activa aportando su propio miedo.