Considero mi último proyecto de Estrategias de Pintura la culminación de un proceso que comencé hace tiempo; el proceso al que me refiero es la búsqueda del acercamiento entre pintura y escultura.
Mi profesor, Mariano de Blas nos planteó en este proyecto de Estrategias realizar una copia o interpretación de una obra de arte que nos gustase. Yo elegí este autoretrato de Van Gogh de 1889. Pero mi intención era centrarme en el fondo. En sus pinceladas rítmicas, "vibrantes"; como dice él mismo en una de sus Cartas a Theo (Ed. Labor. Quinta edición. Barcelona, 1995. Pág 365)
"Que hará pensar por su vibración en el suave rumor de las espigas balanceándose en la brisa"
Éstos "movimientos" me persiguen desde que empecé la carrera. Son ritmos, son pinceladas, con una marcada estructura geométrica de curva y contracurva. En este proyecto, en formato libro, que titulé "Gestos de inspiración" llegué a la conclusión que el trazo se podía llevar al volumen, separándolo del color.
Mi memoria de verdes fue una recopilación de matices verdes mediante fotos de revistas en las que apareciera dicho color. Todas ellas las metí dentro de un sobre abierto transparente que permitía ver su interior caótico, como la memoria es algo dinámico, móvil. Las fotos se pueden sacar y usar, también se puedn meter y renovar. Al igual que en nuestra vida, que estamos expuestos a infinidad de matices de color, los que recordamos los archivamos en la memoria, en un proceso tanto consciente como incosciente.
Después de recopilar las fotos realicé un Collage de verdes con algunas de ellas, una interpretación del Autoretrato de Van Gogh de 1889. Recortándolos a mano, imité las pinceladas del pintor holandés. Es un ejemplo de cómo el pintor aplica esos matices almacenados en la memoria en su obra. La supresión del retrato fue intencionada ya que me dí cuenta que con sólo su silueta se reconocía tan famoso cuadro.
Mi idea para la obra final era simular un lienzo, una pintura a la que se le ha suprimido el color pero se ha dejado ese trazo tan característico. La idea que acabé por elegir fue la de hacer una estructura autoportante y ligera (para colgarlo en una pared) con vendas de escayolas. Para realizar el relieve primero amasé una placa rectangular de barro sobre una tabla de aglomerado, a continuación le dibujé la figura y las líneas principales del fondo.
Una vez rebajados los "trazos" superpuse vendas de escayola mojadas en agua. Puse dos capas, la primera horizontal, la segunda vertical.
Lo dejé secar tres días, al cuarto lo intenté despegar del barro, digo "lo intenté" porque me fue imposible, el barro se había pegado a las vendas y la única forma de separarlos era rompiéndolas. La teoría era que el mismo barro ejerciera de desmoldeante para la escayola, pero la trama abierta de la venda complicó el resultado.
La solución era sencilla, separar el barro y la venda con papel de aluminio. Y así lo hice en esta segunda obra, más pequeña, pero similar en las formas.
Presionando con un trozo de algodón, el aluminio se pegó al barro sin dificultad.
Una vez seco le dí la vuelta y separé primero la tabla del barro, y luego éste de la capa de escayola y venda.
El elemento constructivo final de la obra era la iluminación. A modo de instalación, coloqué unas bombillas pintadas con laca de colores luz enfocando los relieves a cierta distancia. De esta forma conseguí pintar con luz sobre el "lienzo" blanco.

La idea de emplear la Luz como material constructivo, se me ocurrió hace un año en el proyecto final de la asignatura Últimas Tendencias Artísticas. Era una instalación que presentaba la caja de Pandora iluminada con focos de colores. En este proyecto la luz simbolizaba el carácter divino y espiritual del mito.
Para concluir os dejo una pequeña muestra de las combinaciones de luces que hice: