La idea surge a raíz de la
lectura de un texto del libro La comunicación no verbal de Flora
Davis
“El cuerpo humano es una intrincada madeja de ritmos que se producen a diferentes
niveles de tiempo, desde los ciclos menstruales hasta el ritmo respiratorio y
cardíaco, que se mide en inspiraciones y latidos por minuto, e incluso los diez
escalofríos por segundo que constituyen la acción de tiritar. La mayoría de los
sistemas internos del cuerpo se rigen por los ritmos circadianos, ciclos de un
día de duración que llegan a un punto máximo cada veinticuatro horas.”
Flora Davis.
La comunicación no verbal. Alianza Editorial. 1979, Madrid. Pag.153.
Si fuéramos conscientes de todos esos ritmos simultáneos, apreciaríamos la complejidad de la vida. Existe un caos ordenado en nuestro interior. Puede incluso que el ritmo sea una de las claves de la vida.
Vivimos en una sociedad
estresada, en continuo flujo de información externa, y desde mi proyecto
propongo al espectador que haga un alto, que se siente y disfrute de su propio
ser, que vuelva a sentir su interior. Forzando a la reflexión sobre su propio
ritmo.
DESARROLLO
La materialización de este
proyecto buscará la exteriorización de estos ritmos corporales mediante una instalación artística interactiva. Con
ayuda de nuevos medios tecnológicos (como sensores, proyecciones, etc.)
existirá una conexión directa entre la obra y el espectador.
Una serie de sensores se conectarán al espectador y los datos recogidos se convertirían en gráficos y pudiendose visualizar en el ordenador mediante un programa. Con un software especializado se pueden convertir estos parámetros en órdenes que controlen un dispositivo ajeno como un sistema de leds de colores, para que la iluminación cambie según el estado físico. Esta interacción, a tiempo real, no será controlada por el espectador, puesto que sus ritmos internos son automáticos.
Pienso que la obra será un reflejo de los ritmos internos del observador, de su identidad rítmica, y se convertirá en él, transmitiéndole su vida. En conclusión, estará autocontemplándose como si lo hiciera frente a un espejo.
Aunque existen multitud de sensores no invasivos; de respiración, sudoración, ritmo cardíaco, temperatura corporal, posición corporal, pulso y electrocardiograma. El proyecto se centraría en el pulso del corazón (del latín “cordis” que significa cuerda) ya que es uno de los ritmos más claros que presenta un cuerpo vivo, y de forma secundaria en el ritmo respiratorio y los ciclos de temperatura corporal.
TÍTULO
Como título propongo el prefijo “RIT” que es la raíz gramatical de ritmo o ritual y
se asocia al orden, procede del griego “Arithmos” que significa número, y en
extensión aritmética.