La primera
imagen es una composición de fotos de mis amigos y conocidos que de una
forma u otra han intervenido en lo que yo soy.
Nos reflejamos los unos en los otros. Porque es la
forma que tenemos de conocernos a nosotros mismos, a través de los demás. Es algo que siempre ha ocurrido, y que seguirá
ocurriendo pues responde a una necesidad básica, la
autocontemplación.
Los deseos más profundos del ser humano, la
necesidad de afectividad, el sentimiento de formar parte de algo superior, del
colectivo, de sentirse dentro de la manada, del rebaño, y es que en el fondo
seguimos siendo animales. Nos da miedo sentirnos solos, aislados,
desprotegidos, formar parte de un grupo aporta seguridad, felicidad. Podemos
encontrar estas identidades colectivas
a todos los niveles sociales, desde los pequeños grupos de amigos, pasando por
los nacionalismos, hasta el relativamente moderno concepto de humanidad. Los
nuevos fenómenos de las redes sociales responden a este sentimiento, y la
conectividad parece ser algo esencial en la vida contemporánea porque mantiene
vivas todas esas identidades.
La imagen fue realizada con el programa Foto-Mosaik-Edda y las fotos sacadas de las redes sociales.
La segunda imagen en cambio muestra mi rostro compuesto por arañas, quise mostrarme como algo vivo el proceso de construcción. Cada araña representa una idea, algunas entran, otras salen, nacen y se reproducen, en un proceso vivo, de expansión.


